Este es el artículo en el que te enseñaremos cómo se hace una nebulización a un bebé o a un niño pequeño, cuáles son los cuidados que debes tener y un par de estrategias para ayudarle al pequeño a hacer de la nebulización un momento tranquilo que no le genere miedo.
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¿Cómo se hace una nebulización a un bebé?
Aquí veremos entonces cómo se hace una nebulización a un bebé: empecemos por lo que hay que hacer antes, para que después veamos los pasos de durante la nebulización.
Antes de la nebulización
- Lava tus manos y las de tu pequeño antes de empezar el proceso.
- Mide la cantidad de medicamento que el pediatra recomendó y deposítala en el vaso del nebulizador, para después disolver en solución salina o suero fisiológico.
Durante la nebulización
- Toma el bebé en tu regazo y siéntate en una posición cómoda. Si es un niño pequeño, puedes recostarlo en la cama o en una silla que le guste.
- Pon la mascarilla o la boquilla en la cara del bebé, asegurándote que le cubra la nariz y la boca, pero no los ojos.
- Procura que el bebé se quede quieto durante todo el tiempo de la nebulización, que toma un total de máximo 15 minutos.
- Cuando ya hayas terminado, limpia muy bien tus manos, las manos del niños y lávale la cara y la boca, para que no queden restos del medicamento.
Consejos para hacerle una nebulización a un bebé y a un niño pequeño
- Ayúdale a tener menos miedo: Es normal que los bebés y los niños sientan temor de usar el nebulizador y de ponerse la mascarilla, por lo que es una muy buena idea que tú lo hagas primero para que el vea que nada malo va a pasarle. Otra estrategia que puede ayudar es permitirle que decore el nebulizador con stickers o dibujos, o hasta que le ponga un nombre divertido.
- Mantenlo entretenido: Es complicado para los niños y los bebés quedarse quietos durante tanto rato, entonces puedes ayudarle a concentrarse en otra cosa, como un juego, un cuento o una película.
- Convierte la nebulización en una rutina: Los bebés y los niños necesitan tener claro cómo se desarrollan los días y cuáles son las rutinas diarias porque eso les permite sentirse seguro y con el control de las cosas, por lo que es muy útil utilizar el nebulizador siempre en el mismo lugar y a la misma hora.
- Mantenlo cómodo: Deja que el niño elija en dónde quiere sentarse, puede ser en su cama, en tu cama, en un sillón o en tu regazo. Si es un bebé, asegúrate de que no tenga frío o de que no esté incómodo.
- No lo dejes quedarse dormido: La efectividad de las nebulizaciones depende de que las respiraciones sean profundas y conscientes, por lo que no sirve de nada hacerlo mientras duerme.
- Asegúrate de que sea efectiva, pero respeta el proceso: Es importante que el medicamento llegue hasta los pulmones del niño, pero si lo obligas, es probable que se asuste y llore, por lo que será incluso menos efectiva. Es mejor que permitas que se quite la mascarilla un momento si lo necesita.
- Involucra al niño en la preparación: Los niños aman sentirse útiles y orgullosos de lograr algunas cosas, por lo que puedes pedirle que te ayude a preparar el medicamento y la nebulización.
- Felicítalo y agradece: Cuando se acabe la nebulización, recuérdale por qué es tan importante hacerla, felicítalo por su buen comportamiento y por superar sus miedos y agradécele por cuidar su cuerpo.